La luz, el gas, el petróleo y por último el carbón, la tormenta perfecta que frena la recuperación económica.

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La luz, el gas, el petróleo y por último el carbón, la tormenta perfecta que frena la recuperación económica.

20-10-21

El aumento de los costes en energía lleva a la industria española a forzar parones de producción para contener el impacto de sus facturas.  
 

Cuando la economía parecía reactivarse tras la pandemia, la energía ha pasado a convertirse en un nuevo frente al que plantar cara, hasta tal punto que a algunas empresas les resulta más rentable frenar su actividad para contener el impacto de sus facturas, que cumplir con la demanda de sus clientes.

La industria española siempre ha soportado un mayor coste energético que nuestros vecinos, Francia o Alemania, lo que nos resta competitividad, pero, si además a esta subida generalizada, le sumamos la deficiente política energética, nuestra situación empeora aún más. Sin ir más lejos, el pasado mes de septiembre, España pagó la energía más cara de Europa, 102,55 euros MW/h.

Si no se consigue frenar esta escalada de precios, el parón en muchas industrias será inevitable. En el último mes, algunas de las fábricas más importantes de España se han visto obligadas a recortar en su producción, y, si esta situación se agrava en el tiempo, repercutirá de forma negativa en el futuro de todos los trabajadores, sobre todo del sector industrial.

Sidenor, Fertiberia o ArcelorMittal, son sólo algunas de las empresas que ya han anunciado paradas selectivas en sus plantas de producción. El incremento de los costes va a obligar a muchas más a elaborar un plan de reducción de energía que pasará por la suspensión de la producción en determinadas horas del día.

El Instituto Nacional de Estadística ha publicado números realmente alarmantes. La gasolina y el diesel, han subido en el último año un 22,1% y un 23% respectivamente. La inflación, se encuentra en máximos de 13 años, el coste de la vida lleva aumentando siete meses en España y la electricidad ha subido un 10,9% respecto a agosto y un 50% comparado con 2020.

Además, la doble factura que tienen que pagar los productores y distribuidores por el aumento del precio de la luz y del precio de los transportistas por la subida en los carburantes, va a repercutir en el encarecimiento de la cesta de la compra, sobre todo en los productos básicos. Todos estos factores, están provocando un estrechamiento en los márgenes de las empresas, que repercuten inevitablemente en el consumidor final.